Chalatenango siempre fue un monstruo de dos cabezas

Chalatenango y una crisis que se vepia venir. Foto cortesía

Hace un poco más de un año, Chalatenango era un pueblo dividido por el fútbol. Metafóricamente era un monstruo con dos cabezas. En junio habían dos equipos, C.D. Chalatenango que tenía a Francisco Peraza apoyado en el técnico Rubén Alonso - quiénes después terminarían peleados tras un roce verbal y de manos- y un proyecto alterno llamado Asociación Deportiva Chalatenango que contaba con el auspicio del alcalde Rigoberto Mejía y quién estaba decidido a que su técnico fuera Roberto "Toto" Gamarra.

¿Qué pasó? El Comité Ejecutivo de la Fesfut - el mismo que hoy desafilió a los norteños del circuito mayor - ratificó a C.D. Chalatenango y  su administración, dejando sin efecto la pretensión de Mejía por cambiar "la identidad" del equipo en su intento por recuperar la presidencia, aunque eso implicara modificar el nombre legal.

11 meses después... C.D. Chalatenango se fue al limbo. Está desafiliado, con deudas y con un futuro incierto. En tanto, A.D Chalatenango vuelve a mencionarse con Mejía siempre a la cabeza para que, de autorizarse la compra de la franquicia, cumpla el ansiado deseo de rescatar la plaza chalateca que mueve mucha afición.

Chalatenango es una institución peculiar. En 2005 sacó la chequera para adquirir la categoría de Coca Cola. Pagaron $75 mil dólares. En 2009 se vino una crisis financiera aguda y cedió sus derechos deportivos en la Primera a Municipal Limeño, dejando atrás que en el Apertura 2008 alcanzaron una final. En esa ocasión, el manejo del equipo era insostenible porque sus jugadores, para cobrar, administraron las taquillas.

Fue en 2015 que la Primera anunció que se expandía a 12 equipos y tanto Chalatenango como Atlético Marte invirtieron $100 mil dólares para comprar su derecho. A los dos les fue mal. Marte descendió un año después y Chalatenango no logró estabilizarse. La consecuencia, su categoría está en el limbo y, si llega a ser reesmplazada, sería por el "otro" Chalatenango.