Fútbol, la entrada en calor
Los virtuales beneficios que la práctica de un calentamiento racionalmente organizado puede reportar al futbolista son básicamente de dos tipos: fisiológicos y psicológicos.
1.-Consecuencias fisiológicas
Sobre una base puramente fisiológica, existen ocho mecanismos posibles mediante los cuales el calentamiento debería mejorar el rendimiento debido a aumentos subsiguientes en el flujo sanguíneo y la temperatura muscular:
(1) una velocidad aumentada de contracción y relajación de los músculos;
(2) la disociación del oxígeno de la hemoglobina es más rápida y más completa a temperaturas elevadas. Con una mayor liberación del 02 en los músculos activos se mejoran los procesos oxidativos;
(3) la liberación de 02 de la mioglobina se incrementa con el aumento de la temperatura;
(4) a nivel celular, un aumento de la temperatura produce una disminución de la energía de activación necesaria para las reacciones químicas del metabolismo celular, acelerando los procesos metabólicos necesarios para la actividad física;
(5) el aumento de la temperatura reduce la viscosidad interna del músculo mejorando su eficiencia mecánica;
(6) la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos se ve facilitada con el aumento de la temperatura. Un calentamiento específico puede también facilitar el reclutamiento de las unidades matrices requeridas en la actividad subsiguiente;
(7) aumentará el flujo sanguíneo hacia la musculatura activa, facilitando el aporte de nutrientes y la retirada de metabolitos;
(8) previene de las lesiones tanto musculares como tendinosas.
2.-Consecuencias Psicológicas
Los competidores de todos los niveles coinciden a menudo en que alguna actividad previa les prepara mentalmente para su prueba, para que su concentración y motivación lleguen a movilizarse completamente en la actuación inminente.
En el calentamiento, tanto para un entrenamiento como para la competición, es muy importante suscitar en los futbolistas suficientes huellas psico y socio motrices previas a la actividad a realizar, bien como resultado de una mejor coordinación de los movimientos reclamados o por la propia contracción muscular que conlleva el repetir un mismo gesto . El estado de atención y motivación que hay que crear en el calentamiento se debe aprender, como se ha de aprender a controlar la ansiedad previa a las competiciones o los entrenamientos muy exigentes.
El calentamiento debe minimizar esa angustia y tensión, favoreciendo la concentración y la agresividad, sobre todo en relación a las personalidades ansioso-depresivas.
El calentamiento previo a un entrenamiento o la competición deportiva puede favorecer, de forma significativa, el funcionamiento adecuado de los deportistas fundamentalmente por tres vías:
(1) contribuyendo a la evaluación de las demandas de la competición y a la toma de decisiones sobre los planes de actuación;
(2) favoreciendo la exposición a las condiciones específicas de esa competición y el ensayo de los planes de actuación en estas condiciones;
(3) incidiendo en variables psicológicas (autoconfianza, estrés, motivación, y control de la atención) que influyen decisivamente en el rendimiento deportivo.
Fases del calentamiento
El calentamiento representa el primer contacto dentro de la sesión de entrenamiento o de la competición entre el entrenador y el deportista, y entre éste y el entorno donde va a desarrollar su actividad motriz. El calentamiento constituye el proceso mediador a través del cual las intenciones del entrenador, hechas operativas mediante tareas preferencialmente orientadas (búsqueda selectiva), son presentadas a los deportistas para que éstos las valoren y las identifiquen en la práctica, facilitando así su interacción con el entorno que les rodea.
Dentro de la propuesta construida por el preparador, es posible identificar dos fases que, sin embargo, no se realizan sucesivamente sino que se van alternando: la fase informativa y los ejercicios activadores.
Fase informativa (intercambio de información, comunicación activa)
La finalidad principal consiste en proporcionar al deportista una definición clara de cuál es el objetivo que se pretende alcanzar e informar sobre qué tipo de práctica motriz debe movilizarse para ello. De forma más precisa, el deportista debe tener conocimiento de la orientación del objetivo, las exigencias de las cargas concretas, la fundamentación de la práctica y su estructura metodológica y los niveles de calidad en el cumplimiento de las tareas propuestas.
El deportista debe ser consciente de la ubicación de la unidad de entrenamiento y de su objetivo en el marco de la planificación diseñada para optimizar su rendimiento. Esta fase de preparación pretende crear una disposición óptima para el entrenamiento y la competición por parte del deportista y enfocar su atención hacia la carga física preliminar y las tareas principales que tiene por delante.
El entrenador debe llamar la atención del deportista sobre las exigencias esenciales de calidad que tiene que satisfacer. De forma sintética, en la fase informativa la pretensión del entrenador debe girar en torno a:
(1) avivar al deportista hacia una práctica activa;
(2) identificar el objetivo a alcanzar. Todos los deportistas deben llegar a conocer el objetivo común;
(3) proponer una práctica motriz capaz de centrar el interés de los deportistas en el objetivo pro-puesto;
(4) desarrollar y conocer el clima de interacción dentro del equipo.
Para todo esto, el profesor debe conocer técnicas de motivación, de tratamiento de la información y de dinámica de grupos.
Ejercicios activadores
El calentamiento tiene como objetivo la estimulación selectiva de las capacidades del deportista que van a ser requeridas específicamente en la sesión de entrenamiento o la competición posterior. Su selección y secuenciación está determinada por la orientación de los contenidos y objetivos de la sesión: los ejercicios activadores sirven para despertar preferentemente a los sistemas que van a ser exigidos con mayor intensidad a lo largo del entrenamiento o la competición.
De ahí que la construcción de las rutinas de calentamiento deba ser realizada de forma particular para cada contenido del entrenamiento (técnico, táctico, condicional, pre partido). Dentro de esta etapa de activación es posible identificar dos partes consecutivas y sinérgicas: la fase de activación general orienta- da (adaptada para cada deporte) y la fase de activación específica (para cada tipo de sesión).
La fase de activación general orientada tiene como objetivo estimular de forma global a los diferentes sistemas que conforman la estructura interna del deportista mediante tareas de intensidad moderada que incidan sobre los grandes grupos musculares (carreras, coordinaciones brazos-piernas, cambios de dirección, etc.).
Su duración oscila entre los 5 y los 6 minutos. El valor sinérgico de un buen acondiciona- miento general capacita al deportista para alcanzar una óptima disponibilidad motriz tras la realización de la segunda fase de la activación: la fase de activación específica. Esta fase tiene como objetivo suscitar en el deportista una huella psico y socio motriz relacionada con los patrones de movimiento a ejecutar a continuación y las condiciones del entorno ambiental (espacio, tiempo, móvil, meta, compañeros, adversarios) y crear las condiciones psíquicas requeridas por la situación lúdica-agonística posterior.
Su duración alcanza los 10-12 minutos. De cara a movilizar eficazmente los sistemas del deportista resulta preciso definir previamente, la orientación de los diversos tipos de sesiones que puede llevar a cabo el deportista.
Las sesiones que puede realizar un futbolista pueden ser agrupadas en: sesiones técnico-tácticas, físicas (orientadas hacia el desarrollo de la fuerza, velocidad y/o resistencia y previas a la competición. Los requerimientos cognitivo, condicionales y coordinativos de cada una de estas sesiones no son, evidentemente, los mismos. Y si las demandas no son las mismas, no parece justificable que la organización del calentamiento sea idéntica en todos los casos.
Resultará necesario proponer orientaciones específicas para cada tipo de sesión, de tal forma que sea posible estimular selectivamente los elementos del futbolista que son solicitados preferentemente en la actividad posterior. Antes de presentar las diversas rutinas de calentamiento para cada tipo de sesión, desarrollaremos las orientaciones pedagógicas que deben ser utilizadas por el preparador para construir un formato específico e individual izado de calentamiento.
Siguiendo los criterios metodológicos que pueden ser adoptados por el preparador en el diseño de las tareas contenidas en el calentamiento de la sesión son:
-Progresión: Las tareas presentadas deben partir de una intensidad moderada para ir gradualmente incrementando su nivel de exigencia, hasta terminar con los ejercicios más intensos.
En cualquier caso, no deben provocar una fatiga que perturbe la óptima disposición del futbolista para la actividad posterior. A modo de orientación, parece lógico que la última tarea del calentamiento posea una exigencia psico y socio motriz similar al primer ejercicio del entrenamiento o la propia competición. En este sentido, el calentamiento puede estar sujeto a una planificación específica a lo largo de la temporada, de tal modo que la orientación de las tareas sirva para construir en cada momento competitivo el estado de forma del futbolista. No será igual pues el calentamiento diseñado durante la pretemporada que a lo largo de la competición.
-Variabilidad: La activación de los futbolistas debe permitir que alcancen una óptima disponibilidad motriz para la actividad posterior. Para ello los estímulos pedagógicos del preparador deben ser diversos y variables incluyendo tanto formas jugadas (recorridos con balón, rondas, etc.), juegos (juegos de carrera rápida, juegos de carrera rápida y lenta, etc.) y tareas más analíticas.
-Naturalidad: Los ejercicios contenidos en la rutina del calentamiento deben partir de una organización interna lógica (así percibida por el deportista) que permita ir presentando los estímulos progresivamente. La transición hacia las tareas más exigentes debe realizarse de una forma gradual que permita activar linealmente la disposición del futbolista. Refiriéndonos ahora de forma específica al calentamiento previo a la competición, resulta conveniente disponer de una rutina habitual conocida por los deportistas ya que, desde un punto de vista psicológico, estimula su seguridad y concentración y evita las distracciones que limitan la preparación individual de la competición.
Lic. Ricardo Palladino
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